Me siento mal. Pero no es por dolor de tripa ni de cabeza ni nada por el estilo. Es algo mucho más hondo. En el pecho. Y lo he sentido esta mañana; pero se me ha quedado estancado, como un clavo ardiendo. También me siento tonta. Tonta por haber creído en algo que no existía. Tonta por confiar tan ciegamente en una persona. Tonta por este tremendo batacazo que me he pegado y más aún, sabiendo que me lo podía dar. Y por no haber estado preparada. Lo tenía delante de mi nariz y me quedé embobada mirándolo, sin moverme, sin reaccionar.
Pero ahora ya no hay vuelta atrás. La verdad es que, prácticamente he sido yo la que me he tirado al vacío. Sin paracaídas. Y como es normal, las consecuencias han sido trágicas. Ahora sólo queda esperar. Aguardar pacientemente el renacer de algo nuevo. De un nuevo yo. Alguien que haya aprendido de esta situación. Alguien fuerte, que sepa que puede con esto y con mucho más. Que tenga la certeza de ello.
Ya soy yo de nuevo. No ha pasado demasiado tiempo, pero parece que todo vuelve a la normalidad. Toca esperar a la siguiente recaída. Que la habrá. Estoy segura de ello. Tiene que haberla.
Bienvenidos a nuestro pequeño rincón de fantasía donde la imaginación se convierte en el instrumento más valioso y los sentimientos cobran vida en los personajes de nuestras historias. Echad un vistazo y juzgad como os parezca. Ante todo, buscamos un diálogo con nuestros lectores, que compartan sus opiniones, que sugieran temas sobre los que escribir y que, si encuentran inspiración se animen también a escribir. Porque no hay nada más bonito que poder expresar tus emociones y que otros compartan los suyos contigo. Así que adelante, tiraos a la piscina.
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