Bienvenidos a nuestro pequeño rincón de fantasía donde la imaginación se convierte en el instrumento más valioso y los sentimientos cobran vida en los personajes de nuestras historias. Echad un vistazo y juzgad como os parezca. Ante todo, buscamos un diálogo con nuestros lectores, que compartan sus opiniones, que sugieran temas sobre los que escribir y que, si encuentran inspiración se animen también a escribir. Porque no hay nada más bonito que poder expresar tus emociones y que otros compartan los suyos contigo. Así que adelante, tiraos a la piscina.

24/9/13

Una vida feliz: Parte I



Las sábanas descansan suavemente sobre su piel cubriendo sus piernas hasta la cintura. Llevo un rato observándola, admirando sus delicados rasgos, su piel fina y clara, como de porcelana, y su gesto tierno mientras duerme...
"Otra mañana a su lado." Sonrío al pensar en ello, en todas las mañanas en las que me despertaré a su lado y en los buenos momentos que nos quedan por vivir. La miro y me confirmo a mi mismo que esa es la vida que quiero. Una vida junto a ella. Que los días comiencen con un beso suyo en los labios y que el sol se ponga con nosotros fundidos en un tierno abrazo. Me sorprendo colocándole un mechón de pelo detrás de la oreja. Me río entre dientes recordando lo cursi y tonto que me parecía ese gesto que tanto aparecía en películas y series. Ahora, en cambio, me veo irremediablemente tentado a hacerlo.
Pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida desde que la conocí. Para mejor. Sin duda para mejor. Hemos planeado ya tantas cosas... No puedo concebir una vida sin ella. "¡Vaya, otro tópico! No me importa, nunca he sido tan feliz." Planes, sueños, un futuro... Acaricio su rostro con el dorso de la mano y la deslizo hacia abajo recorriendo su cuello, su pecho desnudo... mi mirada se ensombrece momentáneamente pero sigo bajando rodeando su ombligo y deslizándome por debajo de las sábanas hasta su vientre. "Aquí, aquí se encuentra mi futuro." Sonrío travieso llevado por un impulso muy diferente y bajo más y más abajo. Me paro en seco. Noto humedad bajo mis dedos y un escalofrío me recorre el cuerpo. Quito las sábanas de un tirón y compruebo con horror que la humedad proviene de la sangre, la sangre de mi mujer extendiéndose sobre las sábanas y tiñéndolas de rojo.
-¿Sara? ¡Sara! ¡Despierta Sara! Respóndeme por favor- Grito desesperadamente mientras la sacudo contra el colchón intentando despertarla. No reacciona. Le doy en la mejilla con la palma de la mano. Nada. Permanece quieta, alarmantemente quieta. Rápidamente me estiro sobre ella para alcanzar la mesilla de noche y cojo el teléfono. "No es posible, no puede estar pasando" pienso mientras marco con dedos temblorosos el número de emergencias.

Mi mano sujeta firmemente la suya como si temiera que fuera a marcharse de un momento a otro y esa fuera la única manera de mantenerla a mi lado. Tiene puesta la bata del hospital y el pelo enmarañado por el ajetreo del viaje. Aun así, sigue estando preciosa. Paso mi mano por su pelo y la dejo descansar sobre su mejilla acariciándola con el dedo gordo. Entreabre los ojos y nuestras miradas se encuentran.
   - Hola - me susurra.
   - Hola.
Tarda solo unos segundos en darse cuenta de donde está e intenta erguirse inmediatamente pero el dolor se lo impide y vuelve a acostarse. Su mirada se dirige a su vientre y luego a mi con movimientos cada vez más nerviosos. 
    - ¿Qué-qué estamos haciendo aquí?¿Qué ha pasado?- Abro la boca para responder pero me doy cuenta de que tengo un nudo en la garganta. Había estado tan preocupado por su bienestar que no me había planteado que iba a hacer cuando despertara. No quiero hacerle daño y sé que esto le partirá el alma. Quiero protegerla, siento que es lo que debo hacer pero por primera vez en mi vida me siento totalmente impotente. No puedo ayudarla, no puedo cambiar nada y siento como mi mundo se viene abajo. Las lágrimas asoman en mis ojos pero las freno. Debo permanecer fuerte, fuerte por los dos.
    - ¿Es el bebé verdad?- Asiento muy despacio con la cabeza. Ella abre mucho los ojos y también se le       llenan de lágrimas.
   -¿Lo hemos perdido?- dice con un hilillo de voz. Apenas puede pronunciar estas palabras. El dolor le      invade y noto como se desmorona. Me veo obligado a contradecirle para aliviar su dolor aunque sé        que la alternativa es mucho peor.
   -No, no lo hemos perdido...- le digo casi en un susurro. Veo el alivio en su rostro, como se le relajan      los músculos y hace un amago de sonrisa pero yo en cambio mantengo mi expresión preocupada. Ella se da cuenta. Cierro los ojos y suspiro.
   -Cariño, ¿Qué ocurre? Me estás asustando. ¿hay algún problema verdad?- ha llegado el momento de contárselo.
   - Hay... hay complicaciones- Vuelve a abrir la boca para preguntar pero la detengo levantando la mano. Tengo que soltarlo todo de un tirón.
   - El embarazo no va como debería. Existe un riesgo muy grande de aborto y no es el único problema. Continuar con el embarazo supone ponerte en peligro Sara. Es posible que ni tu ni el bebé sobrevivais - Se me quiebra la voz al terminar la frase pero he conseguido decirlo.
Sara se ha quedado sin palabras. Me mira sin mirarme realmente mientras piensa en todo lo que he dicho.
    - Sara, no tenemos otra opción, tenemos que abortar- Vuelve la mirada hacia mi y se rinde al llanto. Llora desconsoladamente moviendo la cabeza de un lado a otro, negando.
    - Cariño...- me acerco a ella para consolarle pero me aparta a manotazos.
    - NO NO NO!- Le sujeto las manos hasta que deja de agitarse y finalmente, hunde su rostro en mi cuello. La rodeo con los brazos y la aprieto contra mi. "Saldremos de esta" Me repito una y otra vez.
    - Todo saldrá bien- le digo al oído. Y deseo con todas mis fuerzas tener razón.

Apoyo la cabeza en el marco de la puerta y echo un vistazo a la habitación. Ya es media tarde y la luz cálida del sol al atardecer se cuela por entre las cortinas que ondean por el viento creando sombras cambiantes que se reparten por toda la sala. Un armario con motivos infantiles descansa sobre la pared a mi derecha. Junto a él un caballo de juguete parece mecerse suavemente hacia delante y atrás. Está rodeado de unos cuantos peluches y uno de ellos, un osito marrón con ojos grandes y brillantes, mira en mi dirección. "Parece triste, como todo en esta habitación". En el centro mi esposa acaricia la superficie pulida de madera del borde de la cuna. Su mirada se pierde entre las sábanas. Tal vez imaginándose a un niño durmiendo bajo ellas o lamentándose porque nunca llegarán a estrenarse. Me acerco a ella y paso un brazo por encima de sus hombros pero se aparta y me da la espalda comenzando a andar y abandonando la habitación. Ya no sé lo que piensa, ya no.

Doy un sorbo a la copa que tengo enfrente degustando el sabor del vino y colocándola de nuevo sobre la mesa. Estamos sentados en la mesa del salón uno enfrente del otro y a una distancia que se me antoja excesivamente grande. "Es como cenar con un desconocido" Pienso mirándola mientras pincha un trozo de ternera de su plato si intención de llevarselo a la boca. "Pero no somos dos desconocidos, ¿Cómo ha ocurrido esto?¿Por qué ha levantado esta barrera entre nosotros.
    - Sara, odio sacar el tema tanto como tu pero tendremos que hablarlo ¿no?- Logro que me mire durante un momento pero no hay ninguna emoción en su rostro. En seguida vuelve a juguetear con el plato y me ignora. Yo suspiro una vez más y sigo hablando.
   - He llamado al doctor esta mañana. Quiere verte para valorar qué método es el más adecuado para realizar el aborto dadas las circunstancias...
Levanta la mirada repentinamente y sus ojos rebosan rabia.
     -¿Abortar? Que poco te ha costado decidir que quieres deshacerte de nuestro hijo- sus palabras destilan veneno y me sorprende tanto que me quedo con la boca abierta.
   - Sara, ¿de qué estás hablando? Ya hablamos de lo que significa continuar con el embarazo. ¡Es un suicidio!
    - ¡Y lo que quieres hacer tu es asesinato!¡Es también tu hijo, JODER!- Estoy petrificado y con el rostro ceniciento por su acusación. Hasta ahora había creído que hacía lo correcto. Estaba salvando a mi mujer y nuestro matrimonio.
    - Sara, yo...
    - He terminado y estoy cansada. Me voy a la cama.- la veo salir por la puerta y me quedo solo. Una vez más...
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