Bienvenidos a nuestro pequeño rincón de fantasía donde la imaginación se convierte en el instrumento más valioso y los sentimientos cobran vida en los personajes de nuestras historias. Echad un vistazo y juzgad como os parezca. Ante todo, buscamos un diálogo con nuestros lectores, que compartan sus opiniones, que sugieran temas sobre los que escribir y que, si encuentran inspiración se animen también a escribir. Porque no hay nada más bonito que poder expresar tus emociones y que otros compartan los suyos contigo. Así que adelante, tiraos a la piscina.

20/3/16

Un lugar al que llamar hogar


Querida Eli:

El traqueteo del vagón y la penumbra cada vez mayor me dificulta a la hora de escribirte estas lineas pero tal vez mi mayor problema sea sentir el corazón en un puño, oprimido por la distancia que nos separa, como si con cada bache en el camino amenazara con salirse de mi pecho e ir a tu encuentro. No tenerte cerca me esta matando, no poder tocarte me revienta el alma. Tan solo llevamos un día de travesía y apenas puedo soportarlo. Separarme de ti es, sin duda, la tarea más ardua que jamás haya realizado. Ni si quiera temo a lo que nos enfrentaremos, a lo que una una vez allí nos ocurra, temo más a no volver a verte.

Una guerra de la que apenas conocemos meros detalles, un enemigo fantasma, sombras en la noche, monstruos que nos atormentan al acostarnos, tan solo cuentos e historias para no dormir en boca de los niños ¿Y qué es lo que sabemos realmente? Nada. Únicamente la certeza de que conforme pasa el tiempo vamos disminuyendo en numero, en recursos, en todo. Sea quien sea el ser contra el que luchamos nos ha arrebatado nuestros hogares y cada vez con más frecuencia a nuestros seres queridos. Las esperanzas que pusimos en nuestro ejército hace tiempo que yacen bajo tierra. No somos guerreros. No sé qué esperan que hagamos, de qué creen que somos capaces cuando ni siquiera los soldados pudieron lograrlo. Decenas de hombres enviados a un viaje sin retorno, contra un enemigo sin rostro, para defender a los que todavía respiran, un aire que parece agotarse con cada suspiro.

No sé si alguna vez podrás perdonarme, si me guardarás rencor por ser un cobarde. No fui capaz de despedirme, no fui capaz de contarte la verdad: que yo, al igual que nuestros padres, he sido reclutado. Te mentí, te lo oculté y ojalá pudiera decirte que me arrepiento de ello, que si tuviera otra oportunidad cambiaría lo que he hecho, pero no es así. Sé muy bien que una vez lo supieras no permitirías que me fuera, que no estarías dispuesta a volver a sufrir, a dejar escapar a nadie más. No podría abandonarte si tan solo una lágrima cayera por tu mejilla, si con ojos vidriosos me pidieras que me quedara, si me abrazaras, si me besaras... Acabaría a tus pies de cualquier forma porque mi amor por ti no conoce límites. Por ti sería capaz de dar mi vida, de luchar contra cualquier bestia, de cruzar un desierto sin agua ni comida. Y lo haría sin dudarlo, sin pestañear, porque tu eres mi vida, la luz que me guía en la oscuridad. No puedo concebir una vida sino estas a mi lado. No descansaré hasta que sepa que estas a salvo y eso me es suficiente para embarcarme en este viaje, para apoyar a los nuestros, ese ejercito que tanto tiempo nos costó preparar. Ya no nos queda otra opción, o luchamos o morimos y haré todo lo posible para que a ti no te ocurra nada. Lucharé por abrirnos un hueco en la superficie, para que llegado el momento nuestro hijo que ahora crece en tu vientre pueda tener lugar al que llamar hogar.

Siempre tuyo. Charlie

15/3/16

Inspiración en la lluvia.

Son las doce y media de la madrugada. Lo sé, no es muy tarde comparado con otros días; pero queda menos de una semana para volver a la rutina y las cosas tienen que empezar a volver a su cauce normal.
Estoy sentada en el bordillo de la terraza porque en cuanto he abierto la ventana, algo ha hecho que me entren unas ganas terribles de escribir. Lo que ha pasado es que he abierto la ventana y olía a lluvia. Olía a humedad. Una humedad que me ha embriagado.

Entonces me he acordado del chaparrón de esta tarde. El agua rebotaba en la barandilla y las gotas caían por el cristal chocándose unas con otras. El cielo estaba gris pero, poco a poco, se vislumbraba un tímido rayo de sol atravesando las nubes y tocando el suelo. La tormenta se iba. Y aunque los truenos intentaban que el rayo se acobardase, no lo ha hecho. En lugar de eso, ha crecido, dejando paso a un enorme claro de nubes azul turquesa que ocupaban minuto a minuto el cielo.


Ahora la luna no se ve. El cielo está lleno de nubes grises y espero de verdad, que eso signifique que esta noche va a llover mucho más mientras duermo. Porque no hay nada que me haga sentir mejor, que oír el repiqueteo de la lluvia chocar contra la barandilla.

8/3/16

Mi oscuro reflejo.

- ¿Qué ves?
- Una muerta.
- Pero no estoy muerta.
- Desearías estarlo ¿Cuál es la diferencia? Tan solo eres un recipiente usado y maltratado, resquebrajado por los miles de golpes que has recibido y drenada por las heridas que te han causado. Unos ojos, una mirada, un cuerpo vacíos con un corazón que ya no late.
- Estuvo latiendo una vez.
- ¿Por qué? ¿Y por quién? Un amor no correspondido, un cabrón que te jodió la vida ¿De qué te ha servido?
- Puede que esta vez sea diferente.
- Hablas pero no piensas lo que dices, esas palabras ya no tienen ningún valor, dejaste de creer en ellas hace mucho tiempo, no te castigues de esta forma, no tienes alternativa. Sabes que siempre pasarás por lo mismo, esta vida no es para ti, solo estorbas, quítate del medio.
- No quiero morir.
- Si que quieres.
- ¿Quiero morir?
- ¿Qué otra opción te queda? Mírate, ni tu misma reconoces a la chica que tienes enfrente, la que te mantiene la mirada fija, inmóvil, expectante. Te suplica que acabes con su desgracia, no le queda nada por lo que vivir ni por lo que luchar. No come, no duerme, tan solo espera a que llegue el momento en el que te decidas a dar el paso, a acabar con todo. Mientras tanto se va debilitando día tras día, apenas se levanta de la cama, se encuentra en un permanente estado de insomnio, de vigilia, sin dormir pero sin estar despierta. Atrapada en un cuerpo cada vez más pesado aunque también más desnutrido y frágil ¿Qué pretendes conseguir posponiéndolo?
- No lo se...
- Hazme caso. Confía en mi, se lo que quieres. Yo te ayudaré. Coge el cuchillo, sujétalo fuerte, más fuerte. Deslízalo suavemente sobre tu piel...
- Duele...
- Claro que duele niña tonta. Pero plantéate una cosa ¿ Duele más que todas esas veces en las que te rompieron el corazón, en las que lo hicieron trizas?¿ Duele más que en todos esos momentos en los que gritaste de pura agonía y desesperación? Siéntelo, te esta liberando, déjate llevar, deja que te abandonen los problemas, que fluyan a través de ti... sigue cortándote, una más, otra, otra, otra
- Hay demasiada sangre
-¿Te sorprende? Esa es toda la mierda que vas a dejar atrás, todos los conflictos, las preocupaciones, todo lo que se ha ido acumulando estos últimos meses y que ahora vas a dejar ir. Es una carga demasiado pesada. Sabes que hace tiempo que debiste rendirte, cuando perdiste toda esperanza.
- Pero aún tengo esperanza.
- ¿Cuál?
- Puede que alguien venga a buscarme al echarme en falta, al notar mi ausencia. Quiero creer que puedo importarle, que me hará cambiar de opinión cuando esté a mi lado, que me curará las heridas y me enseñará todo lo que me queda por vivir y aún puedo lograr.
- No te engañes, llevas días aquí dentro y nadie se ha preguntado dónde estás. Estás sola, como siempre. A ver cuando te das cuenta de que no tienes a nadie. Nadie te quiere ni vendrá a buscarte ni a salvarte. No llores. Esto es lo que de verdad quieres, apartarte de sus vidas, la de todos, les harás un favor a ellos y a ti misma. Además, ya es demasiado tarde...

- ¿Qué ha pasado? ¿Estoy muerta?
- No, todavía no, pero pronto lo estarás. Te has desmayado, estás tirada en el suelo, bañada en tu propia sangre. Recuerda que esto es lo que querías. Esto y no otra cosa, sin amigos, sin familia, sin ningún tipo de amor. Tan solo odio, frustración, tristeza. Eso es de lo que intentamos liberarnos y lo hemos conseguido. Elena, somos libres. Dilo.
- Soy libre.

6/3/16

La frágil llama del amor


Son muchas las velas que ahora mismo me rodean. Muchas de ellas todavía permanecen apagadas. No me aportan nada. Sé que están a ahí pero no causan ningún efecto sobre mí. Me giro lentamente observando con melancolía la oscuridad, o más bien, la falta de luces o de llamas que den calor a la estancia. Detengo mi mirada en una de ellas, en principio, exactamente igual que las otras. Pero noto algo, una pequeña diferencia... y al momento esta prende y con ella algo en mi interior. No puedo apartar la mirada, me tiene hipnotizado, atrapado. No podría explicarlo, nunca antes ninguna de ellas había ardido con tanta intensidad, me había atraído de aquella forma, me había hecho sentir...¿que sentía? Me vi a mi mismo avanzar hacia ella, sin pensar si quiera en las consecuencias. Y es entonces, cuando solo unos centímetros nos separaban, que la vi alterarse, degradarse y por poco apagarse. Retrocedí angustiado y sobresaltado notando el miedo recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Esa pequeña luz era a su vez, tan hermosa como frágil. No debía acercarme a ella, debía mantenerla viva. ¿Pero cómo puedo disfrutar de ella desde tan lejos, tan solo admirándola desde la distancia? Tan solo imaginándome como sería sentirla de cerca, como sería sentir su calor... Una de mis velas se ha encendido. Pero no siento alegría sino dolor, el dolor de ver lo que quieres tan cerca y sin embargo, no poder alcanzarlo.

29/2/16

A ti

Quiero abrir los ojos cada mañana, ver tu nuca delante de mí y que, sin verte la cara, sonreír al saber que sigues ahí, que no te has ido. Quiero que cuando esté durmiendo y note que algo me roza la pierna, seas tú el que lo hagas, y no fruto de una de mis pesadillas. Quiero sentir esas hormigas correteando por mi estómago. Ésas que no dejan de reproducirse por segundos. Quiero escuchar el sonido de tu voz, como un susurro en mi oído, y que cada uno de los pelos de mi cuerpo se ericen inevitablemente. Quiero saber que voy a poder disfrutar cada instante contigo, sin que nada ni nadie me lo impida. Quiero olerte hasta el punto de colocarme con tu esencia. Quiero que me hagas experimentar sensaciones nuevas, o que superes las anteriores. Te quiero a ti, joder. A ti entero.

27/2/16

Impotencia


No puedo moverme. Tengo que permanecer quieto. No debo desviarme un ápice de mi posición porque nadie puede asegurar lo que ocurrirá. Un viento gélido roza mi cuerpo y me hiela la sangre. El impulso de moverme es intenso pero debo reprimirlo. Deseo calentarme con el movimiento, quiero moverme y huir de este lugar. Alejarme del origen de este malestar. Un profundo odio hacia todo y hacia mi mismo consigue asomar en mi conciencia. Consigue atormentarme hasta tal punto de querer desear romper el frágil hielo que me sostiene, que me mantiene con vida. Todo a mi alrededor está desolado. No hay nada en las proximidades, tan solo la ínfima esperanza de que sea la niebla la que me este nublando la vista, la que no me permita ver más allá, la que me oculte todas las maravillas que se esconden detrás. ¿Pero por qué creer en algo que no tienes, que no has tenido y que no ves ni la posibilidad de conseguirlo? Esto es lo que conozco. Esto es lo que siento. Una desesperación profunda e incesante que amenaza con acabar conmigo. La desesperación de no poder moverme, la rabia que deriva de ella. Y al fin escojo la opción que me parece correcta, la verdadera, la que me asegura una vida aunque sea una vida sin nada. Permanezco quieto y me engaño diciéndome a mi mismo que no estoy tan mal, que estoy viviendo.

31/3/15

Relativicemos.

Esas cosas del día a día. Ver una serie en el sofá. Leer un libro en la terraza con el sol dándote en la cara. Un abrazo o un beso de tus seres queridos cuando menos te lo esperas pero más lo necesitas. Por supuesto, un beso de buenas noches. Y de buenos días. Cualquier beso. Sentir la suavidad de las sábanas. Dejar mensajes secretos en la puerta del frigorífico. Ducharte con agua ardiendo hasta casi quemarte. Tirarlo todo al llegar a casa después de una jornada agotadora. Ver atardecer. Salir al balcón de noche y mirar las estrellas, la luna. Si no hay, imaginarlas y soñar despiertos. Reír sin saber por qué. Saberlo y no poder parar.
Todo lo que marca la diferencia. Tonterías quizá. Individuales y colectivas, concretas y abstractas. Trocitos de todos, ajenas a nadie. Algunos, secretos confesables que se guardan por sentirlos como personales, propios.                   La madre de Forrest decía que tonto es el que hace tonterías. Pues bien, seamos tontos si serlo significa ser un poquito más felices.
Está en nuestras manos, a pesar de que no siempre se trate de nuestra propia satisfacción. Echar una mano de vez en cuando tampoco está mal. Nada mal. Si estamos aquí por una razón, implícitamente tenemos que disfrutar. Pasamos en mayor o menor medida, pero juntos. Así que yo digo, ¿por qué no construir un puente reuniendo fuerzas, colocando pedacitos? Puede que sea más sencillo situar piedras, poner zancadillas; pero creerme cuando os digo que es más satisfactorio y gratificante tender el brazo, abrir los dos y liberar los hombros.