Bienvenidos a nuestro pequeño rincón de fantasía donde la imaginación se convierte en el instrumento más valioso y los sentimientos cobran vida en los personajes de nuestras historias. Echad un vistazo y juzgad como os parezca. Ante todo, buscamos un diálogo con nuestros lectores, que compartan sus opiniones, que sugieran temas sobre los que escribir y que, si encuentran inspiración se animen también a escribir. Porque no hay nada más bonito que poder expresar tus emociones y que otros compartan los suyos contigo. Así que adelante, tiraos a la piscina.

27/1/14

Tocada y hundida.

Sé que ahora mismo estás mal. Que no sabes qué hacer. Que no ves la salida. Según dice todo el mundo, la hay; solo que tú no la ves. Sé que no quieres hacerlo. Tienes miedo de romperte en mil pedazos, como el espejo que golpeaste con tu puño en aquel baño. Cogiste uno de esos trozos y lo apretaste. Te miraste la mano y viste rojo. Esa era tu sangre. Veías el dolor, pero no lo sentías. No sentías nada. Así que seguiste apretando. Yo te dije: no, suéltalo, déjalo en el suelo. Te intentaste levantar pero tus piernas no aguantaron el peso y tus rodillas cedieron. Te tapaste la cara con una toalla para que nadie escuchase tu llanto; exactamente igual que estás haciéndolo ahora. Como queriendo callar las voces que no dejan de gritarte dentro de la cabeza. Entonces sin más, se apagan. Todo se queda callado y a oscuras. Piensas que todo a acabado, que estás muerta. Pero no, no va a ser tan fácil como eso.
No sabes si va a ser siempre así. Ni tú ni nadie. Mientras, sigues empeñada en encontrar una respuesta. Pero son sólo palabras, no pueden explicarlo todo. Claro que tú de eso no te das cuenta. Crees que no fuiste, eres, ni serás suficiente. Y que por más cosas que te diga la gente, tú seguirás pensando exactamente igual. Ellos se creen que lo saben, que pueden dar respuesta a lo que tú nunca pudiste. Ignorantes. Algún día se darán cuenta de que todo en lo que siempre han creído es mentira.
Tú mientras tanto no te hundas más de la cuenta o no podrás salir del agujero. Deja fuera siempre la nariz, para ir respirando por ella; y reza para que nadie venga a tapártela, porque entonces si que será una despedida. De las de: hasta siempre. Te queda una única cosa por hacer. Confía en ti. Es difícil pero, en teoría, nada es imposible. Repite conmigo: confío en mí, confío en mí, confío en mí. En cierto modo, quizá repetirlo te ayude a que sea verdad. 

19/1/14

Mi remanso de paz

Esto era lo que oía desde el fondo de la piscina. Nada. Absolutamente nada. Tan solo yo con mis pensamientos. Cuanto desearía tener branquias como los peces para poder estar sumergido durante horas. En cambio ha pasado un minuto y ya tengo que subir a la superficie. Noto el aire en contacto con mi piel y respiro de nuevo. Es liberador. Todos los problemas, todos los quebraderos de cabeza los dejo ahí abajo. Se parece un poco a mi vida. Conteniendo los impulsos hasta explotar, de igual modo que contienes la respiración hasta que no puedes más y das tu ansiada bocanada de aire. Es algo irremediable, tarde o temprano tienes que acabar haciéndolo. O eso es lo que me esfuerzo en creer. Justificando mis actos, convenciéndome de que es imposible pararlos. Me inclino sobre el borde de la piscina y salgo fuera. Empiezo a andar notando de nuevo el peso de la gravedad sobre mis hombros, sobre las gotas de agua que se deslizan por mi piel y acaban por caer al suelo y siento la necesidad de volver a sumergirme en la piscina. Agarro la toalla y me la enrollo a la cintura. Abro la puerta de cristal y la cierro tras de mí pensando en el día de mañana. Un día como los demás, de contención, de represión... O tal vez no, tal vez explote. Quien sabe.

13/1/14

Ojalá.

Muchas noches me imagino cómo se sentiría tu boca sobre la mía. Tu sabor dulce a fresa o melocotón, dependiendo de cual de tus dos caramelos favoritos hayas comido. Cómo sería morder tu labio inferior una y otra vez cariñosamente. Aunque ya sabes que yo prefiero salvaje, hasta el punto de hacerte sangrar. Veo (en mi cabeza) la manera en la que te tapas la boca ligeramente al reír; impidiéndome disfrutar al completo de las preciosas vistas de tu sonrisa.  Revivo esa forma rápida que tienes de apartarte el pelo detrás de las orejas cuando estás inquieta. La de vueltas que habrás dado al piercing de tu oído mientras lees tu libro favorito envuelta en tu manta acolchada predilecta. Las tazas llenas de té que habrás rodeado con las manos y que tomas cada noche antes de irte a dormir. Ésas que calientas a conciencia para templarte las manos. La razón que nadie sabe por la que haces mover tu nariz como ninguna otra persona puede hacer. Las pequeñas arrugas al fruncir el ceño siempre que te enfadas por alguna de las estupideces que cometo cada día; aquellas que luego te hacen reír a carcajadas.
Sé a ciencia cierta que no tropezaré nunca con otro ser humano en la Tierra como tú. Que ni se humedecerá los labios sin sentido, ni se morderá las uñas inconscientemente, ni pondrá los pies cruzados, ni entrecerrará los ojos a la vez que se ríe, de la misma manera en la que lo haces tú. Estoy completamente seguro de ello. Al igual que lo estoy de que mañana te veré y desearé besarte hasta que se nos acabe el aire.

10/1/14

sueños...

Un pequeño escozor me cubría cada centímetro de la piel, aunque no era en absoluto desagradable. Abrí los ojos y la luz entró a raudales por mis pupilas cegándome momentáneamente. Me erguí lo suficiente para quedarme arrodillada y descubrí que el suelo sobre el que descansaba era de arena. Arena suave y cálida que me regaló exquisitos bocados para mis sentidos al pasar los dedos sobre ella. La vista comenzó a adaptarse a la luminosidad del ambiente y una preciosa cala apareció frente a mi. Quedé maravillada por la belleza del lugar. El mar, de agua completamente cristalina, estaba en una calma poco natural. Y a ambos lados de la cala enormes peñascos impedían el acceso y me pregunté como había llegado allí. Me levanté y comprobé desconcertada que estaba completamente desnuda. Mi primer movimiento reflejo fue taparme con los brazos pero tras echar un vistazo a mi alrededor recordé que no había nadie más aparte de mí y me relajé. Decidí disfrutar del momento y con pasos lentos pero decididos me acerqué a la orilla del mar. Mis dedos se introdujeron en las frías aguas y me sentí extrañamente relajada. Cerré los ojos víctima de una sensación hipnotizante e inspiré profundamente recibiendo el cautivador aroma del mar. Expiré lentamente a la vez que abría lentamente los ojos y pude distinguir sorprendida un figura emergiendo de las aguas a unos metros de donde me encontraba. Estaba de espaldas, pero aun así, lo reconocí al instante y como si hubiera podido detectar mi mirada se giró lentamente y me obsequió una radiante sonrisa. Al llegar a mis ojos la perfección de su figura contuve la respiración. Su pelo, color oro, había comenzado a secarse aunque aun quedaban varios mechones pegados a su frente y que le concedían un aspecto aun mas sexi. Su piel tersa y pura estaba al descubierto de cintura para arriba. Se giró completamente hacia mi y puede admirar con más detalle su hermoso torso. Levantó los brazos en un movimiento lento separándolos del tronco preparado para recogerme entre sus brazos. Llevada por una fuerza inconsciente me vi atraída por él que me miraba con sus ojos hipnóticos azules como el mismo mar. El nivel del agua subía a medida que me adentraba y cuando por fin el agua llegó a mi cintura tan solo nos separaban unos centímetros. Ambos nos quedamos inmóviles durante largo rato hasta que la distancia se hizo para mi casi dolorosa y tuve la necesidad de aproximarme más. De tenerlo junto a mi, de que nuestros labios se fundieran en uno. Me incliné hacia él dispuesta a besarle. El no se movió, tan solo me miraba con ojos hambrientos y sedientos de deseo. Nuestros labios se rozaron y justo en ese momento dejé de sentirlo. Abrí los ojos confundida y comprobé que había desaparecido. Volvía a encontrarme completamente sola, aturdida y cada vez mas asustada. Miré en todas direcciones y al no verlo el pánico me invadió. La superficie del mar empezó a ondear creando olas que se aproximaban hacia mi. Retrocedí pero una fuerte resaca tiró de mi haciéndome perder el equilibrio y caer al agua. Al momento una ola me alcanzó y me engulló hasta ahogarme. El mar me arrastraba cada vez más y más profundo mientras yo perdía el sentido... y desperté.